jueves, 11 de junio de 2009

La ranita y el hombre

Un día bajo una piedra del río donde vivía la rana y sus crías, los renacuajos, se escuchó este diálogo en la familia:
-Mamá, ¿qué hay en la superficie y en las orillas de nuestro río?
-Dentro del río y en su superficie, viven diferentes tipos de animalitos y de plantas. Y bordeándolo hay otras clases de ellos, que viven en la tierra y en los árboles. Pero también vive por allí el hombre y no siempre es bueno con nosotros.
Los renacuajos se sorprendieron al oír hablar a su mamá en esa forma, pues no comprendían por que el hombre atacaba animalitos útiles e indefensos.
Pasó el tiempo y los renacuajos se transformaron en preciosas ranitas, cantadoras; "¡ Croac-cruíc. !"
Y chapoteaban en el río, retozonas, felices, ensayando saltitos cada vez más largos. Parecían unas hojas frescas, observando con sus ojos saltones y dorados el mundo que acababan de descubrir.
Pero una de las ranitas tenía mucha curiosidad por lo que la rodeaba y escapó para explorar ese mundo nuevo. Así, paseó por las riberas del rió y se adentró por los matorrales cercanos.
Quedó encantada de ver animales grandes y pequeños cubiertos de pelos, de lana, de plumas y lisos y brillantes también. De pronto pasaron junto a ella muchos animales que huían aterrorizados. El conejo apenas se detuvo para aconsejarle que se ocultara, pues venía el hombre.
Estaba muy asustada. ¡Y tan lejos que estaba de su río y de su familia! Se refugió en un escondrijo desde donde pudo ver que un niño atrapaba animalitos y los mataba por maldad. Sintió miedo de que el niño la descubriera. Y eso fue lo que sucedió. La ranita emitió un sonido que llamó la atención del niño, Este la vio y trató de agarrarla, La ranita, desesperada, dio un gran salto hasta un pozo cercano.
Pero no pudo salvarse, pues las aguas del pozo estaban contaminadas y la pobre ranita murió allí.

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